Radiación infrarroja

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Todos los cuerpos emiten ondas electromagnéticas, o radiación, dependiendo de su temperatura. Junto con esta radiación se transporta energía que permite, finalmente, la medición sin contacto de la temperatura de ese cuerpo a partir de su radiación.

La energía irradiada y sus longitudes de onda características dependen, en primera instancia, de la temperatura del cuerpo radiante.

Idealmente, el objeto a medir recibirá (absorberá) toda la energía y la convertirá en su propia radiación infrarroja (emisión). En dichos casos se hace referencia a ello como a un "cuerpo negro perfecto".

Dicho comportamiento no ocurre nunca, virtualmente, en la naturaleza; en su lugar se producen reflexión y transmisión adicionales de la radiación en o a través de un cuerpo.

Sin embargo, para obtener a pesar de ello mediciones fiables con los sistemas de medición infrarrojos, en la práctica es necesario identificar exactamente este comportamiento de  emisión, reflexión y transmisión o eliminar esta influencia con las medidas adecuadas.

Esto se puede conseguir con la ayuda de mediciones de referencia utilizando termómetros de contacto o modificando deliberadamente la zona de medición para hacerla fácilmente adecuada para la tecnología de medición infrarroja, p. ej. aplicando recubrimientos de pintura, adhesivos y cola, recubrimientos plásticos o pegatinas de papel.

Cómo han de realizarse estas mediciones depende en último término del objeto a medir y del ambiente de medición. Clasificar las aplicaciones con arreglo al aspecto de los objetos a medir y de su superficie, ayuda a valorarlo.

 

Si, por ejemplo, se dirige hacia el sol ,con precisión, un reflector parabólico con una cerilla colocada en el foco, la cerilla se encenderá enseguida.

Esto se atribuye al calor radiante del sol, que es concentrado por el reflector parabólico en un punto F (punto focal).