Bienestar en oficinas y durante procesos industriales
Medición de CO2 en interiores y durante procesos industriales:
En interiores las personas son, normalmente, la principal fuente de emisiones de anhídrido carbónico (CO2) como consecuencia del proceso de la respiración.
La concentración de anhídrido carbónico en zonas interiores sirve como indicador básico de si la calidad del aire es adecuada cuando las propias personas son la principal fuente de emisiones y otras fuentes tienen una influencia secundaria. A este respecto, la concentración de CO2 también sirve como medida de la efectividad de la ventilación del recinto. Como valor orientativo, no se debe superar una concentración del 0,1 por ciento en volumen de CO2 (1.000 ppm o 1.800 mg/m3).
Para garantizar una calidad del aire adecuada en zonas interiores, la concentración de CO2 no debe superar, normalmente, 1.000 ppm. Los valores de 700 a 1.500 ppm pueden ser considerados como "rango de interpretación"
Medición de CO en recintos cerrados:
Los gases de combustión por ejemplo, de los coches o los gases de escape de pequeños motores de gasolina, estufas y lámparas, o los generados por la combustión de madera o carbón, así como los gases liberados por las estufas de gas y los sistemas de calefacción, contienen monóxido de carbono. El monóxido de carbono liberado por estas fuentes puede acumularse en concentraciones peligrosas en recintos cerrados o semicerrados. Las personas y animales en estos recintos pueden sufrir envenenamiento por monóxido de carbono si se inhala este gas.
Los síntomas más comunes del envenenamiento por monóxido de carbono son dolores de cabeza, mareos, desmayos, náuseas, vómitos, dolor pectoral y confusión. La absorción de monóxido de carbono en altas concentraciones puede dar lugar a pérdida de la consciencia o, incluso, la muerte. A menos que se sospeche explícitamente el envenenamiento por monóxido de carbono, frecuentemente será difícil de diagnosticar como tal, porque los síntomas de otras enfermedades son relativamente similares. El envenenamiento por monóxido de carbono puede ser fatal en personas embriagadas o dormidas, sin que se manifiesten síntomas en primer lugar.
Ahorro de energía:
Esto necesita un sistema de acondicionamiento de aire que funcione con un intercambio de aire mínimo, en un recinto específico, y utiliza aire recirculado en gran proporción. Por supuesto, las corrientes de aire en los recintos se mantienen al mínimo, en consecuencia.
Sin embargo, el suministro de aire auténticamente fresco puede ser un cuello de botella cuando un recinto está ocupado por un número inusualmente grande de personas.
Se produce una incomodidad general, acompañada por un deterioro de la concentración, cansancio y una reducción del rendimiento. Todos estos son signos de lo que se denomina "síndrome del edificio enfermo".